Jorge
Eliécer Amaya Oñate Bogotá – Colombia 16 de diciembre de 2000
Una de mis profesoras de literatura en la Universidad, para ilustrarnos
sobre la vida propia que asumen algunos personajes en las obras
literarias nos hizo el siguiente relato:
“Un amigo que escribía una novela, me pasó un manuscrito
para que lo leyera y le diera mi opinión de su obra. Varios
meses después salió la obra publicada y al leerla me
percaté que un personaje que moría en el manuscrito, en
la obra editada no. Al preguntarle a mi amigo porque el personaje no
había muerto, él me respondió: NO SE DEJÓ
MATAR.
Cuando en 1985, sale el álbum de Rubén Blades “Escenas”,
escuchando por la radio su lanzamiento, desconcertado, atónito,
asombrado, extrañado… escucho la canción “Sorpresas”,
¡PEDRO NAVAJA ESTÁ VIVO!
Fui invadido por un torrente de sentimientos encontrados. La
confusión se apoderó de mí y no podía
razonar correctamente. Mi primera reacción fue
¡RUBÉN ESTÁ LOCO, COMO SE LE OCURRIÓ REVIVIR
A UN MUERTO BIEN MUERTO! A pesar de que mi reacción fue
automática y reactiva, todavía sigo creyendo lo mismo.
Luego pensé, que Rubén tratando de explotar el
éxito de “Pedro Navaja” había revivido el personaje para
obtener dividendos económicos, porque era y es muy claro, que
“Pedro Navaja” desde la perspectiva literaria no podía tener
segunda parte. Pero esto no va con la personalidad de Rubén.
Años más tarde el propio Rubén confesó la
razón que lo llevó a revivir a Pedro Navaja, sí,
era económica, pero no para obtener plata, sino para que los
vivos de la Fania no explotaran a un personaje que era una
creación de él.
¿Acaso Pedro Navaja había resucitado porque tiene vida
propia? Claro que no, eso es evidente con la explicación que
hiciera Rubén. Además porque aquí no cabía
la expresión “NO SE DEJÓ MATAR”. Pero, ¿qué
nos lleva a hacer esta afirmación?
“Pedro Navaja” como obra literaria es una obra completa. A saber: Tiene
un contexto temporal y espacial en el cual ocurre la historia. A su vez
la historia tiene una introducción, un desarrollo y un
desenlace. En la historia se relata un acontecimiento de los muchos que
ocurren en cualquier barrio del caribe urbano (del cual forma parte el
barrio latino de Nueva York), en este caso protagonizado por dos
personajes naturales del bajo mundo, un atracador y una prostituta. El
autor nunca intentó mostrar a Pedro Navaja como un
“héroe” y así es asumido por los oyentes, es victima de
su propio destino, el destino que él y la sociedad labraron para
su existencia, ese destino obviamente debería terminar con su
muerte y así también fue aceptado por los oyentes. Tanto
es así, que muchos aún no se han enterado de su
resurrección.
Siendo un admirador como el que más de Rubén me duele y
me cuesta decir que “Sorpresas” es una desafortunada
continuación de “Pedro Navaja”. Con ello no trato de decir que
sea una canción mala, sería un exabrupto de mi parte. Lo
que digo, es en referencia a que sea una continuación de “Pedro
Navaja”.
Mi afirmación la baso en las siguientes consideraciones entre
otras:
“Pedro Navaja” se hizo como una obra que no tendría
continuación, es por ello, que “Sorpresas”, está montada
sobre un argumento muy forzado, para mí poco creíble,
inventado. Se cambia radicalmente lo que se plantea en principio:
una realidad social. “Sorpresas” a mi modo de ver muestra a un
“héroe”, Pedro Navaja: -¿Y esos novatos que creen?, si
este es mi barrio papá-.
La continuidad narrativa se rompe. “Pedro Navaja” es narrada en primera
persona y “Sorpresas” en tercera persona.
“Sorpresas” deja inconclusa una historia que estaba cerrada. Al final
el locutor de noticias dice: -Seguiremos informando, por favor,
manténgase en sintonía-, lo que hace suponer que la
historia continua.
Respetando la posición de Rubén frente a sus razones de
hacer “Sorpresas”, pienso que no la justifican y que no valía la
pena hacer una segunda parte de algo que estaba muy bien concluido.
Para los que no la conocen la canción, aquí les
transcribo su letra:
El borracho paró de cantar y se puso a contar su buena fortuna,
el barrio estaba dormido; llena brillaba la luna.
De pronto, un ladrón salpicado en neón,
salió como un tigre desde el callejón
y le puso al borracho un "Magnum" frente a la cara;
y le dijo, -"entrégalo todo, o se dispara"-
El borracho temblando le entregó al ladrón
lo que acababa ‘e encontrar, una "Smith & Wesson",
unos pesos y un puñal;
y el ladrón, asombrado, le preguntó, -"¿Bro…,
y tú qué haces con todo esto?...
mejor será que me cuentes toda la historia;
y ojala que la huma no afecte tu memoria"-
A veces hablar resulta esencial,
pero otras veces es mejor callar
porque a veces hablar
resulta un error mortal.
Con la información que el borracho le dio
a tres cuadras al norte el ladrón encontró
los cuerpos de una mujer y el de un hombre en un gabán,
tirados sobre la acera en posición pre-natal.
El ladrón con el pie sacudió a la mujer,
a ver si reaccionaba;
y cómo nada pasó,
se agachó y la buscó
a ver si algo encontraba y no halló nada…
El ladrón dirigió su atención hacia el cuerpo
del hombre en el gabán.
Sobre él se agachó, y lo reconoció
por el diente de oro que llevaba;
-"Ay, pero si es el viejo Pedro Navaja, ja"-;
y empezó a burlarse de él mientras lo registraba.
Lalalalalalalalalalalala.
(No hombe’ dique el malo y mira tú como quedaste ahí
tirao’ como una chancleta, ja, ja)
Lalalalalalalalalalalala.
A veces hablar resulta esencial,
pero otras veces es mejor callar
porque a veces hablar
resulta un error mortal.
Como un rayo le entró la navaja
buscando dentro ‘e su cuerpo el alma;
el ladrón sintió la luna quemándole la
entraña;
Y vio el más grande milagro de toa’ su vida:
-Murió viendo un sol salir de una boca reída! Ay.
Pedro Navaja tomó su papel de identidad
y se lo puso al ladrón en el bolsillo de atrás del
pantalón
pa’ confundir la investigación.
Pedro, herido de bala, cogió su otro puñal,
él siempre anda con dos, cuando sale a trabajar;
y del barrio hasta la luna voló su carcaja’. Jaa…
Lalalalalalalalalalalala.
¡La vida te da sorpresas, oye camará, ja, ja, ja…!
Lalalalalalalalalalalala.
Coro
¿Éstos novatos qué creen? ¡si éste es
mi barrio papá!
(La verdad es que se espero, pero bueno, explícaselo Rubencito)
Josefina ni era hembra, ni era fina’, era un tipo disfrazao’ de mujer
viendo a quien iba a tumbar.
Y el hambriento ese que llegó al final, pero le dio su navajazo
pa’ que aprenda a respetar.
Es que aún hay gente que no entiende que en estos días
hasta pa’ ser maleante hay que estudiar.
Pedro se fue pa’ una cantina a curarse en aguardiente, se
arrancó la bala eh, con los propios dientes.
En esta vida lo mejor es callar, sí abrir la boca te convierte
en un parrampampam.
(Extra, extra últimas noticias…)
Coro
¿Éstos novatos qué creen? ¡si éste es
mi barrio papá!
Novato, novato, novato, novato, novato, novato en la calle, pero el
viejo sabe más.
Ismael Rivera me lo dijo, Maelo en la calle: “oye mijo, brujo con algo,
mira bien y no hable’ na’”.
Que, que, que, que, que, que, que, que, que un caso falso se lo
levantan a cualquiera, todavía más si es un hijo de la
acera.
Qué atrevimiento hermano dique meterle mano al papá de
ella en Guiscán.
En este barrio a mí quien me va a enseñar, si mi segunda
mujer fue la mamá de tarzán.
Hombe’.
(Señoras y señores, extra, últimas noticias, esto
es increíble. Se ha determinado por un examen
dactilográfico, que el cuerpo de la persona que se creía
era el del hampón Pedro Barrios, mejor conocido como “Pedro
Navaja”, es en realidad del de otro antisocial identificado como
Alberto Aguacate alias “El Sala’o”. Por otra parte, Josefina Wilson ha
resultado ser un hombre, que por razones aún no determinadas
vestía prendas de vestir femeninas. Seguiremos informando, por
favor, manténgase en sintonía).
Profesión: Ingeniero Civil
Especialista en Dirección y Gestión Deportiva
Licenciado en Educación Física, Recreación y
Deporte
Empresa de labores: Pontificia
Universidad Javeriana